Jugadores:
Dri
Shaard
Hor-Dulkar
Sêdinel

============================

Los cuatro en la paya dejamos de celebrar la llegada a ella al ver la mole de agua que se elevaba, dejando ver al caer una inmensa criatura, las grandes aletas se abrían paso a través de las olas para adentrarse en la extraña tierra. Sobre las aletas un voluminoso cuerpo que imponente sostenía un alargado y delgado cuello, y una cabeza no tan grande era la que ahora portaba los ojos que se posaban en cada uno de nosotros.

La idea de huir fue ignorada, y Shaard de lanzó presto al combate contra la criatura, Dri a distancia de tiro de arco comenzó su descarga contra la acuática criatura, sus flechas alcanzaban el objetivo, sin embargo parecía que no eran nada para esa piel acostumbrada al frío de las aguas profundas.
El enano, Hor-Dulkar, hizo carga contra la bestia, tanto Shaard como Hor-Dulkar infligieron daño, pero no amilanaba a tan basta masa. Sêdinel hacia uso de sus improvisadas flechas, pero no era nada comparado con el filo de las hachas y las mazas.

El monstruo llegado su turno alzó el cuello, la cabeza alcanzó su punto más alto y una vez tensada toda la piel descargó con toda su fuerza sobre la cabeza del salvaje humano, sus fauces se cerraron al rededor del cuello, sus afilados dientes como agujas cortaron la piel y desgarraron la carne, los músculos que sujetaban el cuello quedaron destrozados...

El enano comenzó la uída hacia el norte, adentrándose en tierra dejando tras de sí el mar, Sêdinel corrió hacia el este, sin perder de vista a su compañero caído y recuperar el cuerpo, Dri corrió tras el elfo sin dejar de disparar, aquella criatura comenzó con pesados y cortos pasos una persecución inútil.

Increíblemente y contra todo pronóstico Shaard se levantó, inerte durante unos minutos recuperó la consciencia, y no paró de correr hasta llegar junto a Dri y Sêdinel, esta sería una experiencia que el formidable salvaje nunca olvidaría, su cabeza había estado a punto de separarse del tronco, había visto pasar la muerte frente a él, y de una forma descarada le había plantado cara.

Mientras los tres compañeros corrían ahora a reunirse con el enano, la criatura daba la vuelta, regresando a su mundo...

Hicimos acampada, durante la primera guarda todo transcurrió bien, pero la nocturna que hacían Shaard y Dri hubo movimiento, el sonido de unos jinetes y un carro, acompañados de una marcha de tropas los alertó, ambos despertaron al enano y al elfo. El enano se resistía a levantarse, como siempre entre maldiciones y gruñidos logró levantar su pesado culo. Los cuatro subieron arrastrándose hasta la loma, pero sólo el elfo con dificultad y el enano con total claridad veían algo increíble. Hacía horas que salieron de un infierno para entrar en otro, pues aquella visión era lo que demostraba. Un tremendo ejército de muertos vivientes se dirigía de este a oeste, cientos de cadáveres andantes, quizás miles, marchaban con paso lento guiados por una maldad desconocida, seguidos de podredumbre y un hedor insoportable.

Alertas continuaron descansando, y al alba emprendieron la marcha. Se dirigieron hacia el este, querían saber qué era lo que enviaba a aquel maloliente ejército hacia aquella dirección.
El día anterior Sêdinel había encontrado muchas huellas de carros, un gran número que se dirigía hacia el oeste, el porqué de estas huellas lo supieron durante la mitad de esa mañana. Multitud de personas a pie, otros en carros y los menos montados se dirigían hacia el este, en dirección a la del grupo, nadie se paraba para hablar. Eran gentes aterrorizadas por la guerra, gentes que nunca habían salido de sus aldeas y ahora se veían sumidas en algo que ni querían ni entendían.
Dado que nadie ante amables palabras se detenía para ofrecer información, Shaard se dispuso a parar alguna por las malas para hacerle preguntas.

El gigante de nuestro compañero fue a elegir a una anciana, cargada con bártulos, asustada ya de por sí por el echo de haber dejado su casa y pasar cerca de un ejercido de muertos vivientes (pobre infeliz) sus pasos se vieron truncados en el camino por el cuerpo de Shaard. Su canoso pelo dejó ver unos ojos tililantes y fuera de sus órbitas al elevar la mirada, no daba crédito, no sabía qué era peor si los undeads o aquel enorme ser.
Shaard, antes de hacer pregunta alguna dio paso a otro para que las hiciera en su lugar, siendo Dri la que retomara las preguntas. Ahora aquella anciana, pobre mujer, ya con los ojos desencajados no tenía frente a ella a un gigante, sino a una hermosa mujer extraña, y tras ella una enorme y gigantesca loba, asustada por tal criatura quería irse, evadirse de tal pesadilla, pero la mujer que tenía delante indicó al animal que diera muestras de que no era peligrosa. La senil mujer no daba crédito, un gigante, acompañado por una mujer que dominaba a una gigante loba que ahora se revolcaba por el suelo realizando movimientos amenazadores... sus ojos iban a estallar a igual que su corazón.
Dri, en tono amable comenzó a realizar sutiles preguntas, fue así como la asustada persona nos informó de la guerra que hacía días había comenzado en una ciudad del este. Las tropas que habíamos visto no era más que un segundo asalto. Nos indicó que todos abandonaban sus casas para ir en busca de refugio al oeste, no paraban de pasarnos familias enteras en busca de algo que representara seguridad.
La anciana vio el momento de huir y comenzó sus pasos para evadirse de las preguntas de Dri (-”¡Maldita vieja!”)

Pero la vieja se volvió a topar con el salvaje Shaard... no lo resistió, su anciano corazón dejó de funcionar ante tal susto, y se desplomó al suelo mientras multitud de gentes pasaban a nuestro lado.

Sêdinel con sus pobres recursos volvió a dar vida a aquella mujer, qué ayudada por gentes del camino retomó su camino.

Cincuenta millas le separaban de la siguiente ciudad, y tras esa... la guerra.

Llegaron a la ciudad Ankhapur, estaba fortificada y fuertemente custodiada, sobre las grandes almenas vigilaban soldados de la ciudad, arqueros prestos a disparar dieron el alto al grupo que solicitaban la apertura de la puerta, puerta que abrieron al ver los sacos con leones de oro y ducados de plata, el gran portón abierto ahora daba paso al mundano ajetreo de comerciantes, soldados y ladrones... (¿verdad Shaard?)

Tras deambular buscando al fin hallaron un lugar cómodo y aceptablemente barato para descansar. Hor-Dulkar y Sêdinel alquilaron habitación, mientras que Dri y Shaard acompañados de Ada (la loba de Dri) decidieron dormir en el establo de forma furtiva.

Haciendo preguntas sobre lo que acontece al este, comprando equipo y descansando pasó el tiempo de entrenamiento del enano y el elfo... pero... la última noche, cuando aún el grupo no había decidido qué hacer ni qué rumbo tomar... sonó un estruendo en el edificio contiguo a la taberna. Hor-Dulkar fue despertado por el estruendoso ruido, fue a busca a su compañero elfo y ambos en busca de los dos humanos, pero no estaban en el establo, había decidido pasar los últimos días fuera de la ciudad, en los bosques cercanos.

El enano y el elfo se prepararon lo antes posible para salir, ... y salieron... y fuera no había nada... miraron al rededor, no estaba la taberna, no estaba la calle, la ciudad había desaparecido. Se encontraban en una inmensa llanura sin fin, y frente a ellos, donde estaba la taberna por la que habían salido ahora se alzaba un edificio oscuro y tétrico, con rejas en las ventajas y la puerta sellada con tablones.
El elfo no daba crédito a lo que estaba ocurriendo, aquello era o parecía imposible, pero a pesar de su voluntad tubo que aceptar que se encontraban en un sitio desolador, sin vida visible al rededor, frente a un edificio desconocido y sin el resto del grupo cerca, no sabía dónde estaban y aún menos donde se encontraba él junto al enano.

Tras estudiar el edificio por fuera finalmente decidieron entrar, los tablones y la puerta no cedieron a la fuerza del elfo... pero sí a las afiladas hojas del hacha guiada por el enano. La puerta se entreabrió bajo el sonido chirriante de las bisagras oxidadas, dejando ver oscuridad, una espesa negrura en la que sólo era efectiva la mirada del enano, pues el elfo difícilmente podía ver.
Aún incrédulos de lo que había ocurrido y de dónde se encontraban comenzaron a entrar con paso lento y precavido. Hor-Dulkar iba delante, cubierto por Sêdinel Era un lugar donde parecía que no entraba nadie hacía mucho tiempo, no se podía ver a través de la ventana, algo aislaba el interior del edificio del aire fresco exterior.

==============================================

Decir que fue muy divertido, me reí como hacia ciempo que no lo hacía, sobre todo con la vieja y todo lo que aconteció en ese momento.

==============================================

Momentos más divertidos:

• ”¡Maldita vieja!”
  
• La muerte de la misma ante el susto y el miedo.

Luego el edificio en medio de la nada.

Genial !

Narración publicada !!

Bueno, la vieja no murió (e insistí en ello).

bueno... pero casi casi

Hombre, el susto no se lo quita nadie :[horror]: