Se posó en el suelo, y como fugaz estrella se posó frente a ella una figura más esbelta, algo más pequeña, pero con un poder superior. Un dragón rojo, que posó su mirada sobre los ojos de la primera criatura... y tras unos segundos... ésta se convirtió en piedra. Se marchó hacia el este, hacia la siniestra jungla con un volar grácil, su silueto se dibujaba bajo la oscura noche... y se perdió en la negrura de la oscuridad.
Shaard y Sêdinel se quedaron boquiabiertos, sin mediar palabra, pensativos en lo ocurrido, hasta que una vez de nuevo en el presente se vieron frente a la entrada del volcán con una estatua de piedra enorme entre entrada y ellos.
Ya recuperados decidieron acercarse a la estatua, inmensa, fiera y muestra del poder del dragón rojo. Volvieron a entrar en aquella cueva para descansar y meditar sobre lo ocurrido.
A la mañana siguiente salieron del la cueva salida del volcán, se encontraron con dos nativos jugando con la estua, no paradan de asestarle golpes, Shaard sin pensarlo arremetió contra ellos, o al menos con el primero que se acercaba mientras otro quedaba un poco retrasado con una servataba. Sêdinel utilizó las flechas improvisadas de días atrás. Logrando hacer prisioneros a los dos nativos los condujeron a la trampa para dejarlos ahí, y salieron de nuevo.
Rodearon el volcán durante horas buscando alguna otra entrada, pensando Sêdinel erróneamente que la lengua de piedra estaría en algún lugar no conocido del volcán, sin embargo tras mucho tiempo fue Shaard quien en la sala del "puente colgante", había unas cornisas, bajas, roca lamida por la lava formaban lenguas de piedra volcánica, habian sido alladas.
Durante mucho tiempo buscaron manera de llegar a ellas, sin embargo y tras mucho tiempo no encontraron solución a problema tan sencillo.
¡ FIN !