23/05/2009
Jugadores:
Juanolo [Eligor]
Hor-Dulkar [Pheragas]
DaKrom [Ernest]
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Estábamos Pheragas y yo, Ernest, en una tosca prisión de oxidados barrotes cuando trajeron a la humana, pocas palabras crucé con ambos pues no lo consideraba necesario. Éramos llevados sobre una gran bestia, una bestia colosal capaz de llevar sobre sí toda una pequeña ciudad, pero la bestia sin nosotros saberlo aún estaba siendo abatida lo que provocaba movimientos bruscos en las estancias. En uno de esos movimientos nuestra pequeña carcel cedió y así nos vimos libres.
Conseguimos llegar al exterior e incluso bajar de aquella criatura, los humanos que la atacaban eran muchos y los caídos en el ataque dejaban monturas sin jinete, así conseguimos hacernos con tres caballo y salir de allí.
Nos dirijimos al norte sin saber a dónde ibamos, sólo queriamos salir de aquel lugar, y de esta manera llegamos a un pequeño poblado donde preparaban la llegada de la bestia, al parecer era una trampa hacia donde la enviaban. Al saber ésto nosotros salimos del poblado rumbo este, la humana Eligor nos guiaba.
El frío hizo acto de presencia con su mala compañera, la lluvia, así seguimos varios días por un sendero más que camino, en unos de los cuales nos encontramos con una humana muerta y un bebé, un orco o medio orco, del cual se hizo cargo Eligor y puso de nombre Mortuk, el llanto de aquella criatura era irritante!.
Fuimos atacados por dos insectos gigantes que avatimos con dificultad, y continuamos el camino hacia el este entre montañas y pequeños grupos de vegetación.