14/09/2008

Personajes:
Magerris
Leik
Hor-Dulkar
Sêdinel






Los cuatro compañeros salieron inconscientes de la protección que ofrecía el pasillo de la cueva, y habiendo salido a la cornisa para hacer frente al puente se enfrentaron a la primera prueba, los gases tóxicos que yacían en pompas de incandescente magma escapaban de éstas para penetrar por los pulmones de los aventureros como fuego del infierno invocado por el más grande de los demonios. El daño no visible se demostraba mediante fatigas, oídos sangrantes, fosas nasales por las que emanaba sangre y mareos con posible pérdida del conocimiento, toda una sinfonía de dolor.

Magerris se protegió en la cueva, mientras observaba al resto de compañeros. Leik, atado por la cintura con una cuerda sin fin, pretendía recorrer el puente a toda velocidad mientras Hor-Dulkar y Sêdinel permanecían atentos para sujetar la cuerda y tirar en caso necesario. Una vez al otro lado ataría la cuerda a uno de los postes, y serviría para ofrecer una sujeción más segura y así poder pasar el resto.

Los tres continuábamos siendo presa de aquellos sofocantes gases que poco a poco hacían mella como gotas de lluvia sobre un banco de arena, un lento desgaste que hacía insufrible la permanencia en aquel abismo. Leik, como hijo del viento comenzó su velóz y frenético intento de cruzar el puente, todo iba bien, el objetivo estaba a unas zancadas… cuando en el último tramo un leve crujido fue el aviso de que las débiles tablas cedían al peso. Gracias a su pericia, Leik logro asirse a las cuerdas del puente, y ayudado por sus compañeros al otro extremo de la cuerda que llevaba atada volvió a tomar posición sobre el vacilante y viejo paso, de un magnífico salto logró llegar al otro lado y por fin a salvo se adentró unos metros para ponerse a salvo del sofocante gas y tomar un respiro.

Pasados unos minutos y recuperado, Leik salió a la cornisa, desde el otro lado, Hor-Dulkar y Sêdinel pedian a Leik que atara la cuerda para comenzar el paso, sin embargo Leik veía peligroso el plan, no tenía intención de atar la cuerda al poste debido al miedo que le producía que el plan fallase, mientras tanto el tiempo pasaba y seguíamos presa del invisible enemigo que representan las emanaciones del magma, Leik penetró por las cavernas del lugar donde se encontraba para investigar y hacer comprobaciones.

Tras marcharse Leik, Hor-Dulkar y Sêdinel cortaron la cuerda que les unía a Leik, Magerris procedió a cruzar el puente a igual que lo hiciera Leik, temeroso retrocedió porque no sabía como hacer, con la vista nublada a consecuencia del daño producido por los gases, sangrando por los oídos y nariz fue retirado por los dos compañeros que a duras penas podían mantener estar de pie. Con aliento retomado volvieron a realizar otro intento, esta vez Magerris con un valor reforzado y animado desde retaguardia inició un camino con dudoso final para todos.

Pasos cortos y firmes, guiados por la valentía del mago, no fueron suficiente para que no cedieran las débiles y viejas tablas que más que llevar a lugar seguro parecían intentar llevar a la muerte. A falta de unos metros decidió un salto salvador… pero la mala fortuna a veces no liga con la magia… no llegó hasta el borde de piedra, se quedó a escasos pies, y las tablas cedieron como el papel cede ante una piedra.

Mageris quedó colgando en el puente, sin que llegara a tocar el magma gracias a la fuerza con la que la cuerda era sujeta, pero no quedó al margen del daño producido por la alta temperatura y pequeña distancia a la que estaba del mortal suelo. Su cuerpo aparentemente inerte fue subido a base de fuerza, y el cuerpo rescatado, siendo llevado a la cama que permanecía intacta de la sala encontrada escasas horas atrás.

Sêdinel logró estabilizar su estado cerrando las heridas más importantes, evitando así una continua pérdida de sangre.

Sin saber nada de Leik y con escasos medios, decidimos fabricar tres arneses con la cuerda que Leik nos había dejado, para así ir sujetos a las cuerdas del puente ante una caída. Hor-Dulkar dejaría el equipo que sería empaquetado por Sêdinel junto que el suyo en varios bultos, y sujeto mediante arnés, realizaría el paso por el puente con Mageris sobre sus hombros, …así comenzó el descenso al infierno, todos castigados por los latigazos del volcán, al que sólo Hor-Dulkar escapaba por muy poco gracias a su fuerza y constitución.

Con Sêdinel de un extremo, sujetando firmemente la cuerda en previsión de caída y presto a subir a sus compañeros, Hor-Dulkar comenzó el paso son Magerris sobre sus espaldas.

El puente cada vez más dañado, con más huecos, se había convertido en una trampa visible que invitaba a retroceder o a morir, pero Hor-Dulkar no conocía ninguna de esas dos cosas, y logró llegar hasta el primer hueco de cuatro. Saltar era complicado y peligroso, por lo que decidió pasar por las cuerdas en equilibrio, esto le costó una caída al vació, lo que provocó tremendas quemaduras a ambos, pero los arneses pasaron la prueba y salvaron a la pareja. Una vez subido con ayuda de Sêdinel retomó el camino.

Los gases seguían haciendo mella en el grupo, cada vez que se aspiraba ese fatal aire era como si un gigante golpeara en el pecho con un martillo de piedra, cada bocanada de aire que se respiraba era un golpe de vida que se perdía, Sêdinel apenas era consciente de lo que hacía, por sus oídos no entraba sonido alguno, lo único que salía era sangre, con vómitos y fatiga no conseguía sujetar con la fuerza que quisiera la cuerda de ayuda.

El segundo hueco fue pasado por el valeroso y orgulloso enano que seguía firme con testarudez propia de su raza en alcanzar a toda costa el objetivo, pero no sabía lo que le deparaba el destino. Él también era presa, todos lo eran, de la fatiga que comenzaba a desgastar su cuerpo, con voluntad de piedra no cedía.

Con gritos apagados, Sêdinel avisó a Hor-Dulkar que no le era posible mantenerse en pié y que se retiraba al interior de la caverna, con paso lento y fatigado llegó hasta la cama donde se tumbó, dejando así sólo al Enano y al compañero Mago.

Hor-Dulkar continuó hasta el tercer hueco, era consciente del riesgo, del peligro… y de la soledad en la que se encontraba, sin vacilar intentó pasar, pero falló y al intentar sujetarse… cayó de nuevo siendo salvado por el arnés, un nudo élfico que además de valer la pena valió la vida. Así pues el enano estaba colgado a escasos metros del magma que le quemaba sin piedad inflingiendo un daño lento y doloroso, un intentó para subir a pulso no tubo éxito, tampoco el siguiente, ni el siguiente… pero no cedía, llamadas a Sêdinel no surtían efecto, el elfo estaba lejos y no era capaz de oir los gritos de ayuda.

De nuevo otro intento para subir, y otro, en cada intento su dura piel se volvía más oscura, más quemada… más dolorosa, pero no se rendía, hijo de la piedra con corazón de león, intentaba y volvía a intentar la subida.

En un determinado momento el elfo se asomó por la caverna, ante una visión tan tremenda al otro lado del puente intentó con escasas fuerzas ayudar al compañero, pero nada podía hacer, le resultaba imposible subir a ambos. Permaneció impotente observando la situación hasta que volvió de forma inconsciente a la cama.

Tras innumerables intentos logró por fin el enano la fuerza suficiente para subir, algo increíble, los músculos tensos por la fuerza se marcaban en la quemada piel, el desgaste era ya extenuante y las quemaduras que albergaba su cuerpo le provocaban intensos dolores, un pequeño trecho le separaba de tierra firme, un salto que se jugó son su vida, la distancia más corta a recorrer en un espacio de tiempo sin fin, … estaba hecho, cuando posó sus plomizas botas sobre el suelo soltó a Magerris y cayó abatido, el tiempo pasó...

Por un momento el cansado enano vio perturbado su sueño, Leik estaba a su lado, fue éste quien comunicó a Hor-Dulkar que Magerris estaba muerto, y sus pensamientos se volvieron a desvanecer en el mundo de la inconsciencia.

Hor-Dulkar y Sêdinel descansaron hasta que borrachos de sueño despertaron. Cuando Sêdinel se asomó a la caldera del infierno notó algo al otro lado del puente, estaba Leik pero no Magerris, y las preguntas que lanzaba al otro lado del puente rebotaban con evasivas.

El equipo del enano y el elfo fue repartido en cuatro bultos por Sêdinel, mientras tanto el enano en solemne acto de despedida arrojó el cuerpo del amigo mago a la lava para que fuera purificado y encontrara su lugar en el basto mundo de los héroes.

Mediante una improvisada pero práctica tirolina se fue pasando el quipo de un lado al otro. Leik volvió a desaparecer en busca de un camino a seguir una vez todos reunidos.

Llegó el momento del elfo, ahora él, atado por la cuerda y al otro extremo el enano comenzó a caminar, de nuevo los gases comenzaron a entrar en los pulmones provocando tos, fatiga y daño, mucho daño. Con ganas de salir del mismísimo infierno y dejar ese gaseoso fétido lugar comenzó con paso firme. Llegados al primer punto crítico decidió pasar a través de las cuerdas, aunque con cierta dificultad pasó sin problemas. Las tablas crujían hambrientas, como si quisieran abrirse cual boca de cocodrilo y tragar. En el segundo hueco el elfo se desequilibro en las cuerdas, lo que provoco que cayera, pero fue lo suficientemente ágil como agarrarse y volver a retomar el puente con la ayuda del enano. Pero la suerte no siempre acompaña y en el tercero, sin esperarlo, los dientes de cocodrilos mostraron su sed de sangre, las tablas se abrieron cayendo al vacío y siendo volatilizadas por el magma mostraron el poder de éste, el elfo cayó hasta una altura que el magma pudo lanzarle su aliento, quemando la piel y deshaciendo la ropa, el dolor era intento. El enano con fuerzas renovadas puedo detener el descenso, y subir al elfo de nuevo al puente. Sólo faltaba un tramo, el doble de ancho que los anteriores, una garganta esperando, con decisión y sin amilanarse el elfo deció saltar a igual que anteriormente lo hiciera su compañero enano, … gritando
“Hor-Dulkar tiraaaa…. Tiraaa de la cuerda…” el elfo voló, y logró llegar al otro lado, enano y elfo se fundieron en un agradecido abrazo, pero Leik no estaba… ni Magerris.

Cual fue la desagradable sorpresa de Sêdinel al saber que Magerris no estaba… ya no estaría…, yacía ahora formando parte de aquel escenario que los habia intentado atrapar y que a uno sí atrapó, lo tenía en sus entrañas. Vinieron recuerdos del mago, en Riatavin, la primera vez que lo conoció con su tartamudeo, un mago de biblioteca que decidió acompañar a un grupo loco a donde fuera por encontrar aventuras y conocer mundo y por otro un valiente que es capaz de plantar cara a las sirenas aún siendo atrapados en el mar por ellas, poco ha conocido con la juventud que tenía, tanto por conocer… y ahora tanto por llorar. Un buen rato permaneció la pareja al pie de la cornisa, un lloro por un amigo y un lamento por un compañero.

Exhaustos y abatidos retomaron el equipo, las armaduras, las armas, las mochilas… para retomar el camino, ahora había que dar con Leik o que él diera con nosotros.

Entramos por la caverna excavada a la que con tanto dolor y sacrificio nos había costado llegar, y a pocos pasos dimos con Leik, su cuerpo aparentemente sin vida yacía en el suelo con varias heridas, intentamos reanimar el cuerpo, pero las acciones de Sêdinel fueron vanas… Leik estaba muerto. :quote_close:

Hay idas y venidas de Leik que no recuerdo bien, como la última vez que desaparece, no recuerdo si es tras decir al enano la muerte de Magerris y antes de despertar o mientras pasamos el equipo como narro, perdonad estos detalles, de todas maneras los presentes pueden corregir cualquier incorrección.

Cabría mencionar momentos simpáticos y anécdotas graciosas, pero sinceramente, no me salen.

Como tengo que interpretar esas dos cruces???:[asustado]::[asustado]::[asustado]::[asustado]::[asustado]:

Aún me falta un poco para teminarla... 'pacencia'.

Ya he leído el panteón de los Héroes. He dejado mi correspondiente mensaje.

Es que teniamos pensado una cosa, pero ya no es posible :[slanty]:

Ya está la narración.

Decir que obviamente se lamenta la pérdida de los compañeros, quizás el más entrañable Magerris sin despreciar la valentía y el arrojo mostrado pro Leik en tan poco tiempo, ha sido un honor el haber estado a su lado.

Si me lo permitís, me gustaría narrar algunos puntos, en concreto, y me gustaría que sirviesen únicamente de complemento y refuerzo a la narración de dakrom.

Ni yo mismo me acuerdo de mis idas y venidas.


Puntos a resaltar:

-Fue imprudencia de Leik echar a correr sin siquiera haber probado el puente.





-Una vez Leik llegó al otro extremo del puente después de haberse columpiado en un indefinible gozo a escasos metros de la lava, y haber descansado, aconsejó a sus compañeros insistentemente que cruzase en primer lugar Sédinel, andando y con precaución, asegurando que el puente resistiría.



-Leik hizo una breve incursión al interior dela cueva y volvió para avisar del camino que seguía, preguntó a sus compañeros, y, al no escuchar respuesta, se adentró por sí mismo en dicho camino, reforzando su imprudencia y su impaciencia, que siempre fueron su fatal traba en su dedicación.



--------------



Leik volvió de su expedición, desde el fondo del pasillo vio una pequeña, estrecha, demasiado estrecha para ser Sédinel, que caminaba a ciegas por el tambaleante puente.

“Magerris…” Pensó el monje. “¿Qué habéis hecho!? ¿Cómo habéis dejado que Magerris pase primero?”

Pero a pesar de todo al perdido mago le faltaba solo un tramo para llegar, solo tenía que saltar las tablas que previamente quebrasen bajo los pies de Leik.

“Va a saltar….”

Fue a correr cuando lo vió, pero la acción casi se convirtió en un amago, al iniciar la carrera el mago saltó, Leik obserbó como todo ocurría lentamente, muy lentamente, y a pesar de ello, nadie pudo hacer nada para evitarlo. El salto del mago, sin visión pero certero llegó hasta los tablones finales…

No resistió, el puente no resistió, todo el tramo en el que se apoyó Magerris cedió con el impacto y el mago cayó a lo profundo del volcán.”



1

-------------





“Solo un salto y llegaré al final”

La fuerza del enano no fue suficiente, sus dedos llegaron a rozar el siguiente tablón, pero no logró aferrarse a él y cayó al río de lava. El fuerte tirón, de nuevo el acercamiento al fuego eterno, se balanceó, mientras intentaba desesperadamente trepar para salir de allí.



“Tengo que llegar, tengo que salvar a Magerris”.

El tiempo, detenido en un turbio momento castigaba rápidamente el cuerpo del enano.

“Tengo que llegar”

La cuerda pendía, ya sin valancéos, inmóvil. Los dedos desgarrados y los músculos temblorosos del enano se agarraban a la cuerda, una y otra vez, e indefectiblemente resbalaban una y otra vez.

“Tengo que salvar a Magerris”

Solo la conversación burbujeante de la lava lo acompañaba, quebrada a veces por fuertes toses.

“Magerris llegó hasta el extremo… yo no voy a ser menos”.

Desde su interior algo creció dentro de él, agarró la cuerda ardiente, el cáñamo raspaba sus dedos despellejados como cuchillas. Soportó el dolor y alargó el otro brazo, trepó. Una tercera brazada, de alguna forma, estaba ascendiendo por la cuerda. Ignorando el dolor, el calor, y a su compañero atado a su espalda, inerte tiempo atrás, siguió trepando, Hol-Dulkar, el Enano. Agarrándose a las cuerdas del puente se ayudó y se estableció sobre las maderas. Corrió como si arrastrara mil cadenas que lo ataban a la muerte, y ya donde el calor no era sofocante, dejó a Magerrris en el suelo y cayó, toses, sangre, un bramido, y luego… la oscuridad.



2

-------------------

Ixel escribió:

:quote_open: Si me lo permitís, me gustaría narrar algunos puntos, en concreto, y me gustaría que sirviesen únicamente de complemento y refuerzo a la narración de dakrom. :quote_close:

Ten presente aquello que sólo Leik sabía y los demás desconocen.

DaKrom escribió:

:quote_open: Llegó el momento de pasar el puente tras muchas deliberaciones y posibles formas de afrontar el problema... :quote_close:

Te ha quedado estupendo.

Rafa escribió:

DaKrom escribió:

:quote_open: Llegó el momento de pasar el puente tras muchas deliberaciones y posibles formas de afrontar el problema... :quote_close:

Te ha quedado estupendo.

Lo secundo